Buenos días, ¿no andan ustedes un
poco obsesionados con que les huela la boca?, ¿no piensan cada dos por tres al
hablar con otras personas, sobre todo si se trata usted de un space invader (esa
gente que se lo cuenta absolutamente todo al oído mientras le agarran del
hombro para que no se pierda ni un solo detalle del chascarrillo), “me cantará
la poza cómo a éste buen señor”?.
Recuerdo perfectamente cuando
estaba en el colegio que tenía un compañero que era inmensamente grande, alto, ancho
y muy muy empollón. Este chico, del que omitiré el nombre, se sentaba en el
pupitre de detrás y a cada rato yo me daba la vuelta para comentarle alguna
estupidez. Pues bien el contestaba y abría esa bocaza enorme y me proyectaba un
olor nauseabundo, el olor del resto de comida ya digerida, el olor de alguien
que se alimenta de sus propias heces, puro olor a caca.
Años más tarde sufrí otro
episodio similar, esta vez ocurrió cuando trabajaba en la oficina de turismo.
Como sabrán el servicio turístico no puede negarse a ninguna persona sea cual
sea su raza, religión, estatus social, etc… y aquel día me iba a arrepentir de
haber aceptado ese precepto a pies juntillas. Se presentó una pareja en dicha
oficina yo estaba de espaldas ordenando unos papeles en las estanterías cuando
al darme la vuelta me encuentro con estos señores, señor y señora, ropas raídas
de haber dormido en el suelo, pantalones negruzcos, uñas de luto, alpargatas
ajadas, pelo grasiento, rostro curtido por el sol y la intemperie y bocas
desdentadas. Como pude recompuse mi cara de susto y sonreí… ¿en qué les puedo
ayudar?.
La señora, que parecía la
portavoz, abrió ese agujero en su cara… Nadie en el mundo pensaría que una boca
puede apestar a una mezcla de saliva putrefacta, papilas pútridas, marfil
herrumbroso, campanilla podrida, esófago quemado, llagas purulentas, encías
supurantes y ese toque ocre que aporta el perro mojado. Un asco total, dos
yonquis en mi mostrador dejándome tamaño trauma nasal.
Quiero pedir disculpas a todo el
que alguna vez se haya visto afectado por algún hálito pestilente por mi parte.
Espero que hagan ustedes lo mismo.