viernes, 11 de noviembre de 2011

¡Hazte con todos!

¡Ya llegan, son ellas, mírenlas!, ¡LAS ELECCIONES GENERALES!...

Millones de ciudadanos estaban frotándose las manos esperando este día para reírse en la cara de sus más feroces antagonistas. Los unos y los otros hacían cola para apoyar a sus temibles candidatos que ansiaban el poder para así demostrar cuán vulnerable, absurdo y equívoco era el magnífico plan de su enemigo.

Ambos fosilizados contrincantes se creen en posición de proteger lo que llaman “el conjunto de la ciudadanía”, ¡dejen de referirse al pueblo como un conjunto!, ¡a mi no me gusta la gente en general, no me mezclen con esos bastardos!.

Los medios se vanaglorian de que no haya habido altercados en los colegios electorales (que bueno el ciudadano con los pies y con la mano)… ¿qué esperaban, qué se acuchillara el populacho en plena calle?. Pues a ver si en las próximas elecciones ocurre algo de esto y por lo menos tenemos una masacre en condiciones, como los americanos, y pasamos a ser una democracia de primera división, con sus baños de sangre, sus minorías étnicas vetadas al voto y sus pucherazos antológicos. Yes we can!

Es una decisión complicada, -¿a quién votaré?, ¿al de la barba o al del bigote?- y acaba votando al del parche en el ojo, -ese con el loro en el hombro y el garfio me da buena impresión, no nos va a robar nada de nada y seguro que nos da empleo a todos. ¡Qué gran persona ese ¿¿¿¿Barba-bigote????!-.

Por eso amigos, espero que el día 20 de Noviembre tengan claro de parte de quien están ya que en las tanganas callejeras todo es muy confuso y el cuchillo bien se puede clavar por accidente (o no tanto) en el gaznate de un camarada.

Yo sin duda ya tengo claro a quien votaré…

¡Picachu, te elijo a ti!

martes, 11 de octubre de 2011

¡Luces, cámaras y ACTION!

Son las 12:00 de la mañana y ahí está Antonia enfilando la esquina de su calle con su carrito de la compra y su vestido estampado de flores. Cualquiera diría que a sus 72 años, sus tobillos hinchados, sus varices, sus codos apergaminados y enrojecidos  y su cabello plateado,   podría seguir tirando de su pesado carrito pero ahí está, es una abuela de acero.

Una vecina la saluda desde su balcón - ¡Doña Antonia!,  ¿necesita ayuda con eso? - a lo que ella estirando el arrugado pescuezo hacia arriba responde – No hija no, no pesa nada -. Además Doña Antonia ya ha llegado a su portal y está sacando la llave del bolso para abrir la puerta, la introduce en la cerradura, la hace girar y ya está dentro del zaguán. Atraviesa el estrecho pasillo de paredes grisáceas y haciendo un extraño se detiene delante de los buzones del edificio, parece que hay algo dentro del compartimento, otra vez extrae las llaves de su bolso, abre la compuerta y extrae el sobre impreso con el logotipo de una cadena de televisión nacional. Ella sonríe nerviosa y abre el sobre en ese mismo instante ¡qué gran sorpresa!, ha sido seleccionada para asistir como público al programa del corazón de moda y la fecha es mañana, tiene que organizarlo todo...

En frente del edificio donde se encuentra el plató de televisión, una larga cola de señoras risueñas portando sus mejores alhajas espera mientras las dejan pasar una a una, Antonia situada por la parte central de la fila porta su carrito de la compra, - ¿Qué llevas ahí Antoñita? – le pregunta una vecina que también acude al evento,  -Es un cuadro que he pintado para el presentador, se lo quiero dar mientras hacen el programa, a ver si me dejan saludar a mis hijas que están las dos trabajando en Madrid -, la otra señora asiente y sonríe, - Mi cuñada le trajo al presentador una botella de vino de su tierra, es de La Rioja, sabe usted -. En ese momento parece que la cola avanza y el chico que distribuye al público y reparte los bocadillos, que extrae de una caja de cartón colocada sobre una silla, le dice a Antonia que desgraciadamente el carrito no puede entrar al graderío, ella explica que es un regalo y que le gustaría mostrarlo durante la grabación del programa y saludar a sus hijas, el joven sin echar demasiada cuenta lo comunica al encargado y este decide que puede ser interesante y le dará un punto de lo más dulce a la gala, una pobre anciana sacando su regalo de un carrito de la compra con el que ha venido cargando desde su triste barrio marginal.

Comienza la emisión del programa y los colaboradores se acomodan en sus asientos de diseño de dudoso gusto, Antonia observa atónita a todas esas “estrellas” mediáticas que tantas veces ha contemplado a través de su pantalla. Pero de repente el presentador empieza a subir lentamente la escalera de la grada, mirando siempre a la cámara con su sonrisa dulzona como ridiculizando el momento que llega, se coloca al lado de Antonia, - ¿Así qué nos ha traído un regalo verdad, señora? -. Ella sin mediar palabra se agacha, mete la mano en su carrito y saca un fusil AK-47 – Sí, te he traído un regalito, hijo de puta.-  

miércoles, 14 de septiembre de 2011

¡Premio, sorpresa!


Nos persigue, nos asusta, nos hace sentir ridículos, nos mata y nos humilla… la mala suerte señores, la maldita mala suerte.

En este planeta existen dos tipos de seres humanos, las personas que tienen buena suerte y las personas que tienen mala suerte. No contemplaremos el extraño sujeto con una suerte intermedia que aún existente no arrojará demasiada luz a nuestro estudio porque de cualquier forma no tienen un espectro demasiado representativo, ¿o han escuchado alguna vez a alguien decir?, “¡joder, qué media suerte tengo, me han tocado todos los semáforos en ámbar!”.

·  Los sujetos del tipo A: Desafortunados, desdichados, desventurados, infortunados, malaventurados, aciagos, cenizos, gafes…

A su paso llueven macetas y pianos de cola de los balcones, siempre se les pega el chicle en la suela del zapato, se queman con facilidad al sacar la pizza del horno, debido a su bajo baricentro son propensos al traspiés y a la ridícula caída siempre que el auditorio esté casi repleto, ejercen un fuerte magnetismo sobre los balones chutados a portería sobre todo si llevan gafas, los pájaros suelen defecar sobre sus vestimentas o cabezas, al servirse la leche desde el tetra-brick, ésta suele saltar por encima del vaso manchando la encimera a primera hora de la mañana, su TDT suele perder la señal cuando el programa está más interesante, orinar y estornudar son actividades que llevan a cabo a la vez con terribles consecuencias (solo hombres) y es usual que vean los conciertos a medias, desgraciadamente siempre les toca el alto-cabezón delante.



·     Los sujetos del tipo B: Afortunados, suertudos, bienaventurados, agraciados, dichosos, venturosos…

A su paso llueven flores, bragas y sujetadores, siempre pisan la mierda más seca pero la pisan, comen ensaladas y no se cortan picando cebolla, debido a su equilibrado baricentro son máquinas de practicar sexo con cola esperando al otro lado de la puerta, ejercen fuerte magnetismo sobre los billetes y monedas perdidas en las aceras sobre todo si llevan gafas de sol, tienen una inexplicablemente fuerte empatía animal, cuando se levantan lo primero que beben es zumo en botella de cristal, tienen Digital +, orinan sentados y son altos y cabezones los muy hijos de puta.

Si usted se enclava en los llamados “sujetos de tipo B”, tiene usted un problema. ¿De verdad qué no siente los pinchazos de odio en su nuca?, ¡Joder, qué puta suerte!. 

jueves, 8 de septiembre de 2011

¿Y mi kimono? KIA!!!


El otro día viendo la película de Karate Kid (la de Jackie Chan y el hijo de Will Smith) me fijé en un momento de la película que me hizo retroceder en el tiempo. Veía como tanto Jackie como el chaval entraban a un monasterio Shaolin donde se impartían clases de artes marciales a cientos de niños en formación en medio de un patio gigantesco. Todos los zagales practicaban los mismos movimientos en una coreografía casi perfecta. Que gráciles, como gritaban al término de cada secuencia, como se empleaban a fondo y sudaban el kimono.

Nosotros los hombres siempre hemos experimentado cierta admiración por el mundo de las artes marciales, no todos somos fanáticos pero suele provocarnos esa sensación extraña y siempre se nos pasa lo mismo por la cabeza… “si me hubiera apuntado de niño ahora sería todo un judoka y estaría soltando guayas como panes”. Pero que va no lo hiciste y el siguiente pensamiento que se te viene a la cabeza es “mira esta lorza, ahora estoy demasiado mayor para aprender, mejor me apunto a nadar”, seguido de “voy a llamar a Juanjo para echar unas cervezas” todo esto mientras te enciendes un cigarrillo en el sofá.

Yo en Karate no duré demasiado, recuerdo la frustración que experimenté al entrar en el tatami y ver que todos mis compañeros vestían cinturón de algún color y la decepción tan grande de observar que había algunos de ellos con cinturones de alto nivel que ni eran gráciles, ni eran ágiles… Pero eso no bastó para abandonar mi aventura marcial.
En una de las clases practicamos compañeros contra compañeros sencillos golpes a la cara pero sin tocar, como sabrán a la hora de entrenar se utilizan unos guantes acolchados para no hacer daño en caso de contacto, pero el gimnasio estaba corto de material y alguien se iba a tener que quedar sin guantes ¿adivinan quién fue?, exacto mi contrincante que para más inri parecía que el espíritu de Bruce Lee había poseído su cuerpo.

¡Placa!, Puñete en el ojo, él sonriendo como pensando “¡Hostia que buena hostia le he calzao, ya se pegar hostias, hostia puta!”

No volví más.   

martes, 30 de agosto de 2011

!Cómete la manzana¡

- ¿Estás contento con lo que te han regalado, hijo? - Me preguntó mi padre con cara de felicidad cumpleañera por la satisfacción de ver que su hijo varón primogénito se hacía mayor.

Era un 23 de Diciembre cuasi navideño, hacía frío y después de haber recorrido los quinientos kilómetros que separan Sevilla del pueblo de mi padre en la provincia de Cuenca, el día de mi cumpleaños se tornaba algo sombrío. Del resto de mis primos no había señales de vida, todos llegarían al día siguiente para celebrar las navidades en familia, pero claro que esperábamos si mi cumpleaños transcurría en un coche con ganas de hacer pis y una llegada casi nocturna a la casa de mis abuelos.

Al llegar damos besos a toda la poca familia que había allí reunida, casi siempre se trataba de algún tío y tía y de mi abuela y sorprendentemente mi padrino también había llegado ya. Allí nadie se había enterado de que era el día de mi 14 cumpleaños, hasta que de repente mi abuela me hace entrega de un billete de 1000 pesetas, me felicita, me dice que no me lo gaste todo de una vez y cometo el error más terrible que he cometido jamás, le pido a mi padre que me lo guarde.

Le toca el turno a mi padrino que me entrega un rectángulo envuelto con el papel de regalo del Corte Inglés. Un elemento cuadrangular es siempre sinónimo de buen regalo, no pesaba demasiado y se notaba que no era un libro. Ávido de conocer de que se trataba, destrocé el papel de regalo y allí estaba, el peor regalo que me han hecho jamás, la peor idea que se le podría ocurrir a alguien para regalar a un preadolescente de 14 años, el insulto más grande a la masculinidad casi inalcanzada a mi corta edad… La película en VHS de Blancanieves y los siete enanitos.

Entonces respondí a mi padre que no era muy ducho en filmografía Disney. – Es una puta mierda -.




martes, 23 de agosto de 2011

!Ya no aguanto este sin Dios¡

Va a emprender un viaje en su vehículo a la playa, a la montaña, a la ciudad, al pueblo... Usted se siente feliz debido a que ha terminado todas sus tareas en el trabajo y se dispone a disfrutar de un reparador descanso con amigos o con familia.

¡Esto es vida!, se siente libre en la carretera, conduce tranquilo, sin prisa - ya llegaré - piensa y continua la travesía. El aire acondicionado le refresca completamente, ni una sola gota de sudor recorre ninguna de las zonas conflictivas de su cuerpo ni tampoco padece frío y todo esto acompañado de su disco favorito sonando en la radio.

La tranquilidad invade todo su sistema, no existe en este momento ni un solo músculo en tensión... - Vaya, parece que necesito parar para repostar -, el indicador muestra la aguja caida a la izquierda, así que toma la primera salida hacia una estación de servicio. Detiene el coche próximo a un surtidor de gasolina y se apea. Abre la compuerta del depósito, introduce la manguera y empieza a suministrar el alimento a su automóvil. Mientras tanto un camión acaba de detenerse en la otra cara del surtidor... el conductor se baja de la cabina dejando la puerta abierta. ¡Clack! suena el mango de la maguera anunciando que el depósito está lleno, apura las últimas gotitas y de repente como salido del infierno... FFFFFFFFFFFFFFFSSSSSSSSSSSSSHHHHHHHHHH... El camión emite una agudísima ventosidad, con los nervios absolutamente crispados y sin poder evitarlo, usted pega un respingo... ese sonido, ese agudo soplido que taladra sus tímpanos, ese maldito estrépito que siempre le coge desprevenido, maldito sea el que inventó esas infernales máquinas, maldito sea el inventor del motor de combustión, maldita sea la puta broma que gastaron a la humanidad con esa purga de aire silbante y maldito sea el mundo.

Cuando se da cuenta ha abierto el maletero de su coche y tiene en sus manos una ametralladora semiautomática… todo se ha ido al infierno.

viernes, 19 de agosto de 2011

Toda la carne en el asador

Alguien dijo una vez que "no hay mejor modo de no deber nada, que dando todo lo que haya que dar"... Ese alguien no se equivocaba en absoluto. Poner todas las cartas sobre la mesa es el mejor modo de evitar posteriores reproches, eviten guardar ases en la manga porque seguramente la partida no dure tanto como para mostrarlos más adelante.

Es cierto que el riesgo es mayor, pero también se dice que el que no arriesga no gana. Si bien es más cierto que la mayor parte de las veces no se gana nada aún arriesgando y que nos arriesgamos a perderlo todo. ¿Cómo determinar un nivel de riesgo soportable?, es la gran pregunta que se ha planteado la humanidad todo este tiempo, ¿cómo arriesgar lo mínimo para conseguir el objetivo planteado y en caso de no ser así salvar los muebles?.

¿La respuesta?, arriesguen y sufran, so cobardes!







jueves, 11 de agosto de 2011

It doesn´t work...

En mi casa siempre ha habido un lema a la hora de comprar tecnología, "de todas maneras no va a funcionar...", era la frase que mi hermano y yo nos repetíamos en cuanto salíamos de la tienda con el artilugio en el maletero del coche de mi padre.

Ésta ha sido una maldición que se ha venido repitiendo con los años en mi casa, un aparato nuevo NUNCA funciona a la primera y a veces no funcionará JAMÁS. Puede ser debido a que o bien no entendemos las instrucciones (aunque creedme mi madre las repasa a conciencia) o bien simplemente viene defectuoso. Solía ocurrir con más frecuencia cuando entró el rey de los errores tecnológicos en casa, nuestro estupendo ordenador PC 4.86. Con esos flamantes juegos que venían en unas cajas de cartón chulísimas, esos que nunca arrancaban como tenían que arrancar, esos a los que siempre les faltaba memoria XMS, o RAM, o ROM o pollas en vinagre.

Mi hermano y yo siempre acabábamos muy tristes con estos asuntos, porque aunque siempre fuéramos con el cuerpo de "de todas maneras no va a funcionar...", teníamos ese hilillo de esperanza de  "Por fin, este va a ser el que funcione a la primera". !Qué gran mentira¡


viernes, 5 de agosto de 2011

Está que cruje

¿A quién no le gusta un alimento crujiente?, ¿quién no disfrutó alguna vez con un paquete de "fritos, fritos, fritos, fritos de maíz, el sabor auténtico del puro maíz"? (que valiente fue el lumbreras al que se le ocurrió rimar maíz con maíz). ¿Cómo se siente uno de a gusto cuando se mete una Pringle en la boca con su curvatura perfecta para acostarse sobre la lengua y cerrar las fauces para masticarla?. Ese crujido en nuestras bocas que produce infinito placer y que parece que estimula las papilas gustativas dejando constancia de un sabor intenso y delicioso.

Incluso se inventaron chucherías que crujían al contacto con la saliva y al masticarlas, aquellos inolvidables peta-zetas. Recuerden como se adherían a la "sin hueso" y parecían cobrar vida con su crick-crack mientras se miraban las caras con los amiguitos a ver quien se reía antes...

En otro orden de cosas, supongo que conocen la tortilla de patatas, un plato en absoluto crujiente, excepto cuando me toca el turno de degustarlo a mi. Nunca entenderé por qué siempre me toca a mi el puto trozo de cáscara de huevo.

sábado, 30 de julio de 2011

Golpes de suerte

Algún hijo de puta debió llevarse todos los premios molones de los sorteos de las cajas de cereales también conocidos popularmente como "Crispis".

Recuerdo aquel momento en que te levantabas por la mañana directo a por tu cola-cao (nesquick) y tus correspondientes crispis cogías la caja medio dormido, mirabas el dorso de aquel colorista envoltorio y leías... "Envía 3 códigos de barra de Choco Crispis al apartado de correos tal tal, Sant Cugat del Valles (que parece que en ese pueblo es donde ocurrían todas las cosas guays) y entrarás en el sorteo de una Nintendo".

Después de la ardua tarea de reunir los códigos de barra, que en realidad no lo era tanto ya que en mi casa éramos cuatro y las cajas volaban, te decidías a mandar la carta, con lo difícil que era que tu madre se acordara de traerte unos sellos.

Lo que pasaba después de este proceso nadie lo sabe, nunca se publicaban las listas de los premiados, parecía que esas Nintendos jamás tendrían dueño.

Creo que de toda esta experiencia se acuñó la frase, "le habrá tocado al hijo del dueño".

El hijo del dueño es un hijo de puta.

jueves, 28 de julio de 2011

Acelerón en la cuesta

No voy a hablarles de ninguna metáfora, de echo hoy iba subiendo una cuesta muy empinada en mi coche y el imbécil de delante ha parado el suyo en mitad de la misma (se trata de una cuesta bastante larga), dado que yo no me trato de Carlos Sainz ni nada que se le parezca he tenido que acelerar mi coche en primera con el consiguiente deslizamiento de ruedas traseras que ha provocado el patinaje de mi automóvil y la consabida masa de humo provocada por la combustión derivada del rozamiento de los neumáticos con la calzada, el olor a goma quemada y ese chirriante sonido que siempre atribuimos al típico gilipollas intentando demostrar al resto de los humanos lo gran conductor que es ante condiciones adversas como calles con tráfico nulo.

A veces me siento tan inseguro al volante que no entiendo como el Estado fue capaz de expedirme en aquel momento un carné de conducir.

Espero que jamás se crucen conmigo, aunque vaya caminando.