sábado, 30 de julio de 2011

Golpes de suerte

Algún hijo de puta debió llevarse todos los premios molones de los sorteos de las cajas de cereales también conocidos popularmente como "Crispis".

Recuerdo aquel momento en que te levantabas por la mañana directo a por tu cola-cao (nesquick) y tus correspondientes crispis cogías la caja medio dormido, mirabas el dorso de aquel colorista envoltorio y leías... "Envía 3 códigos de barra de Choco Crispis al apartado de correos tal tal, Sant Cugat del Valles (que parece que en ese pueblo es donde ocurrían todas las cosas guays) y entrarás en el sorteo de una Nintendo".

Después de la ardua tarea de reunir los códigos de barra, que en realidad no lo era tanto ya que en mi casa éramos cuatro y las cajas volaban, te decidías a mandar la carta, con lo difícil que era que tu madre se acordara de traerte unos sellos.

Lo que pasaba después de este proceso nadie lo sabe, nunca se publicaban las listas de los premiados, parecía que esas Nintendos jamás tendrían dueño.

Creo que de toda esta experiencia se acuñó la frase, "le habrá tocado al hijo del dueño".

El hijo del dueño es un hijo de puta.

jueves, 28 de julio de 2011

Acelerón en la cuesta

No voy a hablarles de ninguna metáfora, de echo hoy iba subiendo una cuesta muy empinada en mi coche y el imbécil de delante ha parado el suyo en mitad de la misma (se trata de una cuesta bastante larga), dado que yo no me trato de Carlos Sainz ni nada que se le parezca he tenido que acelerar mi coche en primera con el consiguiente deslizamiento de ruedas traseras que ha provocado el patinaje de mi automóvil y la consabida masa de humo provocada por la combustión derivada del rozamiento de los neumáticos con la calzada, el olor a goma quemada y ese chirriante sonido que siempre atribuimos al típico gilipollas intentando demostrar al resto de los humanos lo gran conductor que es ante condiciones adversas como calles con tráfico nulo.

A veces me siento tan inseguro al volante que no entiendo como el Estado fue capaz de expedirme en aquel momento un carné de conducir.

Espero que jamás se crucen conmigo, aunque vaya caminando.