jueves, 28 de julio de 2011

Acelerón en la cuesta

No voy a hablarles de ninguna metáfora, de echo hoy iba subiendo una cuesta muy empinada en mi coche y el imbécil de delante ha parado el suyo en mitad de la misma (se trata de una cuesta bastante larga), dado que yo no me trato de Carlos Sainz ni nada que se le parezca he tenido que acelerar mi coche en primera con el consiguiente deslizamiento de ruedas traseras que ha provocado el patinaje de mi automóvil y la consabida masa de humo provocada por la combustión derivada del rozamiento de los neumáticos con la calzada, el olor a goma quemada y ese chirriante sonido que siempre atribuimos al típico gilipollas intentando demostrar al resto de los humanos lo gran conductor que es ante condiciones adversas como calles con tráfico nulo.

A veces me siento tan inseguro al volante que no entiendo como el Estado fue capaz de expedirme en aquel momento un carné de conducir.

Espero que jamás se crucen conmigo, aunque vaya caminando.

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